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De mi para ti



Mi historia...

Desde pequeña, siempre he sido muy inquieta, sensible e imaginativa. Sin embargo, en mi adolescencia, algunos episodios de acoso me dejaron emocionalmente a la deriva...

Con el tiempo, empecé a darme cuenta de que este dolor, por intenso que fuera, también tenía algo que enseñarme: RESILIENCIA. Y empecé a transformar lo que me dolía tanto en VALENTÍA. Durante este proceso, empecé a comprender que nuestra "luz interior" es un símbolo de transformación, de renovación... Y quise crear algo que representara esta luz, que reflejara nuestra capacidad de superar, de renacer, de iluminar nuestros propios caminos. De la combinación de mi historia con mi pasión por las lámparas y pantallas, nació Domus Concept - Light Studio.

Domus Concept no es solo una marca de pantallas. Aquí, cada pieza que creamos tiene una historia que contar, un fragmento del viaje de nuestra vida. La pantalla es más que un simple objeto decorativo . Es una metáfora de nuestra propia luz interior . Cada pieza tiene una forma, un color y una intensidad que refleja la diversidad de nuestras historias . Algunas son más suaves, casi etéreas, como un recuerdo delicado. Otras son más intensas, con colores vibrantes que transmiten energía y fuerza. Incluso hay algunas que, al encenderse, crean sombras danzantes en la pared, como si los recuerdos de nuestras vidas se contaran en silencio.

Y es precisamente en esta diversidad de historias donde reside la belleza de ser quienes somos. La verdadera belleza, la que no se desvanece con el tiempo, nace de la autenticidad . Del profundo reconocimiento de quiénes somos, con todas nuestras cicatrices, imperfecciones y logros. Cada persona está hecha de historias. Historias que no se ven a simple vista. Historias que moldean quiénes somos, cómo somos y lo que aportamos al mundo. Ser quienes somos, con verdad y valentía, es el mayor acto de libertad. Para concluir, solo quiero escribir que hoy sé que no puedo cambiar mi pasado, pero sí puedo elegir cómo me moldea...

Así que, por muy oscuro que parezca el camino, nuestra luz interior nunca deja de brillar, y el final es el mismo para todos, por eso lo mejor es que el viaje ( al que llamamos VIDA ) sea , ante todo , feliz.  

Y quizás esa sea la mayor lección que he aprendido.

Con amor,

Luciana